Nunca nos habíamos planteado ir a las Seychelles porque pensábamos erróneamente que era uno de esos sitios donde uno se encierra en un hotel y no sale. Pero este fin de año, tras unas navidades fuera de casa, cogimos el mapa y miramos destinos cercanos a nuestra nueva ciudad (Abu Dhabi), donde pudiéramos hacer una escapada para refrescarnos. Cogimos un vuelo directo de Abu Dhabi a Seychelles con Etihad Airways; el viaje es de unas 4 horas, perfecto para una escapada de 4 días o un puente largo.
Nos alojamos en el recién-inaugurado Kempinski en la zona de Baie Lazare de la isla principal de las Seychelles, Mahe. La bahía se encuentra al sur de la isla a unos 30 minutos del aeropuerto. El avión aterriza en una pista rodeada de agua y vegetación que es una antesala de lo que resultará ser esta sorprendente isla. El aeropuerto es pequeño y muy isleño, puede recordar a los del Caribe. Los hoteles se encuentran "desperdigados" por la isla, con lo que hay dos formas de llegar: taxi o alquiler de coche. Nosotros en un principio optamos por taxi, que como norma general solía costar alrededor de 50 Euros el trayecto, prácticamente se fuera a donde se fuera. Recomendamos preguntar en los hoteles las tarifas, ya que uno no se puede fiar de muchos taxistas... A pesar de que las carreteras son muy estrechas, con curvas y se conduce por la derecha, a los 2 días optamos por alquilar un coche. Esto nos dio flexibilidad para descubrir la isla parando donde nos apetecía (hay lugares espectaculares) y resultó una opción mucho más económica.
Hotel Kempinski Seychelles Bahia Lazare
La llegada al hotel es espectacular. El hotel se encuentra en un terreno tropical precioso lleno de árboles y flores antiguamente ocupado por una plantación.
La recepción es como una cabaña de madera gigante localizada en un alto con vistas panorámicas a la piscina y al mar. Junto a la recepción hay un bar, que igualmente tiene unas vistas preciosas. El hotel tiene dos restaurantes, uno buffet y otro a la carta.
Las habitaciones están ubicadas en varios módulos de dos plantas a los que se accede por un bonito camino lleno de flores. La decoración es muy sencilla pero se funde perfectamente con la foresta de la plantación. Todas las habitaciones dan al mar, ¡básico si uno escoge un destino como las Seychelles para sus vacaciones!
Una vez dejamos las cosas en la habitación le tocó el turno a la playa. La paradisíaca Bahia Lazare es prácticamente privada para los clientes del Kempinski, sin más hoteles alrededor y con una única mansión hacia el final que, según nos comentaron, pertenece a los dueños del hotel. La longitud de la playa permitiría que ni aún estando el hotel al 100%, uno se pueda molestar con con otros clientes. La arena es fina y sorprenden unos cangrejos blancos que salen y entran en la arena. El agua estaba caliente, perfecta para bañarse. Hay que tener cuidado con los corales porque cortan, las playas son vírgenes y se intenta modificar lo menos posible el medio ambiente, así que el fondo del mar no tiene arena en algunas de las playas.
El primer día lo pasamos prácticamente disfrutando del hotel, descansando y tomando cocteles junto a la piscina, aquí os dejamos algunas fotos:
Consejo: Si alguien busca el mejor hotel de la isla, es sin duda el Maia Luxury Resort & Spa. Ir a la web >
Excursión a La Digue
El segundo día nos levantamos temprano para ir a La Digue, una isla al norte de Mahe. El trayecto es de una hora el barco desde el puerto de Victoria, la capital. El barco hace escala en la isla Praslin y se cambia a otro barco más pequeño. El viaje total son 1 hora y 30 minutos.
El encanto de La Digue resta en recorrer esta encantadora isla y sus playas en unas bicicletas que se alquilan al llegar (10-15 Euros por el día). Cuidado porque las cuestas en algunos sitios son bastante pronunciadas y las bicicletas no son precisamente las de Contador... Los paseos en bici son preciosos por la frondosidad de la vegetación, el encanto de las casas, los simpáticos niños jugando en cada esquina, y las bellas playas que aparecen en cada esquina.
Salimos a una magnífica playa que se llama Grand l'Anse. Allí tuvimos la sensación de estar en el paraíso. Sin aglomeración de turistas, kilómetros casi para nosotros solos. El almuerzo, completó la experiencia de Grand L'Anse. Un chiringuito playero, con el suelo de arena, donde un seychelliano preparaba pacientemente un pescado grande (similar a la lubina) a la parrilla durante horas... El pescado se completaba con un buffet de ensaladas, verduras, pollo, postres caseros y otras delicias que constituyeron un ingrediente perfecto para seguir pedaleando. El precio aproximado fue de unos 30 euros.
Una vez con la barriga llena cogimos de nuevo las bicis camino a Source d'Argent, la playa mas famosa de la isla, según nos contaron conocida por varios anuncios publicitarios como los de Bacardi. Desafortunadamente no teníamos dinero con nosotros, los cajeros de toda la isla estaban vacíos o fuera de servicio (¡¡¡!!!) .... Nuestro gozo en un pozo, aprendimos la lección... Sin embargo, nos dirigimos al hotel Le Domaine de l'Orangerie a pasar el resto de la tarde. Una piscina con ambiente ibicenco y vistas al mar turquesa de las Seychellles. Broche de oro para la excursión del día. Os ponemos algunas fotos de la Digue:
Nos alojamos en el recién-inaugurado Kempinski en la zona de Baie Lazare de la isla principal de las Seychelles, Mahe. La bahía se encuentra al sur de la isla a unos 30 minutos del aeropuerto. El avión aterriza en una pista rodeada de agua y vegetación que es una antesala de lo que resultará ser esta sorprendente isla. El aeropuerto es pequeño y muy isleño, puede recordar a los del Caribe. Los hoteles se encuentran "desperdigados" por la isla, con lo que hay dos formas de llegar: taxi o alquiler de coche. Nosotros en un principio optamos por taxi, que como norma general solía costar alrededor de 50 Euros el trayecto, prácticamente se fuera a donde se fuera. Recomendamos preguntar en los hoteles las tarifas, ya que uno no se puede fiar de muchos taxistas... A pesar de que las carreteras son muy estrechas, con curvas y se conduce por la derecha, a los 2 días optamos por alquilar un coche. Esto nos dio flexibilidad para descubrir la isla parando donde nos apetecía (hay lugares espectaculares) y resultó una opción mucho más económica.
Hotel Kempinski Seychelles Bahia Lazare
La llegada al hotel es espectacular. El hotel se encuentra en un terreno tropical precioso lleno de árboles y flores antiguamente ocupado por una plantación.
La recepción es como una cabaña de madera gigante localizada en un alto con vistas panorámicas a la piscina y al mar. Junto a la recepción hay un bar, que igualmente tiene unas vistas preciosas. El hotel tiene dos restaurantes, uno buffet y otro a la carta.
Las habitaciones están ubicadas en varios módulos de dos plantas a los que se accede por un bonito camino lleno de flores. La decoración es muy sencilla pero se funde perfectamente con la foresta de la plantación. Todas las habitaciones dan al mar, ¡básico si uno escoge un destino como las Seychelles para sus vacaciones!
Una vez dejamos las cosas en la habitación le tocó el turno a la playa. La paradisíaca Bahia Lazare es prácticamente privada para los clientes del Kempinski, sin más hoteles alrededor y con una única mansión hacia el final que, según nos comentaron, pertenece a los dueños del hotel. La longitud de la playa permitiría que ni aún estando el hotel al 100%, uno se pueda molestar con con otros clientes. La arena es fina y sorprenden unos cangrejos blancos que salen y entran en la arena. El agua estaba caliente, perfecta para bañarse. Hay que tener cuidado con los corales porque cortan, las playas son vírgenes y se intenta modificar lo menos posible el medio ambiente, así que el fondo del mar no tiene arena en algunas de las playas.
El primer día lo pasamos prácticamente disfrutando del hotel, descansando y tomando cocteles junto a la piscina, aquí os dejamos algunas fotos:
Consejo: Si alguien busca el mejor hotel de la isla, es sin duda el Maia Luxury Resort & Spa. Ir a la web >
Excursión a La Digue
El segundo día nos levantamos temprano para ir a La Digue, una isla al norte de Mahe. El trayecto es de una hora el barco desde el puerto de Victoria, la capital. El barco hace escala en la isla Praslin y se cambia a otro barco más pequeño. El viaje total son 1 hora y 30 minutos.
El encanto de La Digue resta en recorrer esta encantadora isla y sus playas en unas bicicletas que se alquilan al llegar (10-15 Euros por el día). Cuidado porque las cuestas en algunos sitios son bastante pronunciadas y las bicicletas no son precisamente las de Contador... Los paseos en bici son preciosos por la frondosidad de la vegetación, el encanto de las casas, los simpáticos niños jugando en cada esquina, y las bellas playas que aparecen en cada esquina.
Salimos a una magnífica playa que se llama Grand l'Anse. Allí tuvimos la sensación de estar en el paraíso. Sin aglomeración de turistas, kilómetros casi para nosotros solos. El almuerzo, completó la experiencia de Grand L'Anse. Un chiringuito playero, con el suelo de arena, donde un seychelliano preparaba pacientemente un pescado grande (similar a la lubina) a la parrilla durante horas... El pescado se completaba con un buffet de ensaladas, verduras, pollo, postres caseros y otras delicias que constituyeron un ingrediente perfecto para seguir pedaleando. El precio aproximado fue de unos 30 euros.
Una vez con la barriga llena cogimos de nuevo las bicis camino a Source d'Argent, la playa mas famosa de la isla, según nos contaron conocida por varios anuncios publicitarios como los de Bacardi. Desafortunadamente no teníamos dinero con nosotros, los cajeros de toda la isla estaban vacíos o fuera de servicio (¡¡¡!!!) .... Nuestro gozo en un pozo, aprendimos la lección... Sin embargo, nos dirigimos al hotel Le Domaine de l'Orangerie a pasar el resto de la tarde. Una piscina con ambiente ibicenco y vistas al mar turquesa de las Seychellles. Broche de oro para la excursión del día. Os ponemos algunas fotos de la Digue:
Descubriendo Mahe
Una vez alquilado el coche, es precioso recorrer la isla de norte a sur. Si vais, no os perdáis:
- Anse Intendance: la playa más bonita de la isla, donde se encuentra el hotel Banyan Tree. Tiene la pega de que hay más gente que en otras, pero es realmente una visita obligada.
- Vistas pasada Anse Intendance (a unos 5 minutos), al final de la carretera oeste, junto a una iglesia.
- Vistas desde lo alto de La Reduit, en el sur de la isla.
- Un zumo disfrutando las vistas de la terraza metida en el mar del hotel Sunset en la cosa noreste. Ver web >
- Durante nuestras vacaciones no estaba abierto, pero nos habían recomendado el restaurante La Plaine St. Andrée, que es una casa colonial que alberga una destilería de ron. Ver web >
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