Ahora que tengo un momento e internet os cuento los 3 primeros dias del viaje como han sido. En los próximos dias.... más!!
Día 1:
Salida del vuelo Barcelona – Varsovia a las 15.30 en un Embraer 195 de LOT nuevecito, el avión tenia un mes solo, olía a nuevo. El vuelo tarda una 3 horas.
Una vez llegamos a Varsovia, decidimos salir del aeropuerto a visitar un poco la ciudad teníamos 4 horas entre un vuelo y otro. Es preciosa, todo muy bonito y decorado al detalle. Todas las terrazas adornadas con jardineras rebosantes de flores. Mucho ambiente en la calle y había gente aun haciendo un poco de frio.
Una vez volvimos al aeropuerto cenamos allí y pasamos los controles de pasaportes. El avión salía mas tarde debido a que venia otro avión desde Madrid con retraso.
Una vez embarcamos en el avión nos acomodamos o lo intentamos, ya que era muy viejete por dentro e incomodo así que pensamos que como íbamos a pasar las 11 horas de vuelo hasta Hanoi.
Día 2:
Tal y como predije no pude dormir o por lo menos no en condiciones. Carmen en cambio estuvo durmiendo todo el camino. Yo no tenia espacio para poner mi piernas. Era de la compañía LOT un B767-ER300 pero por dentro nada modificado, no tenia inflight entertainment.
Llegamos a Hanoi a las 15.00 hora local, preparamos el visado, nosotros habíamos pedido la carta de aceptación por internet, esto te hace el tramite mas rápido, tan solo tienes que entregar tu pasaporte, una foto, un formulario de entrada al país, la carta y 25 USD (se puede pagar en Euros). Una vez el visado en tu pasaporte hay que pasar el control policial y ya estas en el país. Esperamos las maletas y salimos a buscar a nuestro transfer que estaba en el recibidor del aeropuerto.
Nos esperaba un Mercedes para llevarnos al hotel, cuando entramos dentro teníamos unas toallas para refrescarnos, agua y unas manzanas un detalle muy bonito. De camino al hotel pudimos ya ver lo que nos esperaría en los próximos días.
El trafico era un caos: motos, camiones, coches, bicicletas, gente andando, todos por la autopista. Incluso las motos circulan por el carril contrario, eso si el conductor con el claxon en la mano constantemente pero nadie se inmuta, nadie se altera. Los conductores no están nerviosos ni dicen una palabra aunque el de delante se te cruce, creo que esta es su forma de conducir y viven con ello normalmente.
A medida que íbamos acercándonos a la ciudad íbamos viendo mas cosas curiosas como 4 personas en una moto, camiones cargados hasta la bandera con trastos, una moto con 7 – 8 cochinillos vivos metidos en un red. Las casas están dispuestas de manera igualmente caótica pero divertida, una delante, otras detrás, unas mas grandes, otras mas pequeñas, sin terminar, estrechas y alargadas.
Llegamos al Sheraton Hanoi, situado al lado del lago West Lake, la habitación que nos asignaron tiene vistas a este. Nos dejaron unas atenciones en la habitación por la luna de miel. Nos duchamos rápidamente y bajamos a la ciudad.
Nuestra primera parada iba a ser una agencia que se llama Vietnam Tripadvisor para pagar el resto del viaje a Sapa, así que aprovechamos para hacerlo andando, los del hotel nos dijeron que andando nadie lo hacia porque estaba muy lejos, nosotros en el mapa lo veíamos cerca.
Así que a andar se dijo. Todo el mundo esta en la calle, eso es lo primero que puedes ver del país, la gente juega en la calle, comen en la calle y hacen la vida en la calle. En la mayor parte de la ciudad no hay aceras, tienes que ir sorteando coches mal aparcados, motos, gente con carros, etc.
También estuvimos buscando una tienda de móviles para comprar una tarjeta vietnamita y así poder utilizar el iPhone y llamar a nuestros padres vía Skype. Buscábamos una tienda tipo española, gigantesca y con todos los móviles bien puestos, pues no es así. La tienda oficial de MoviFone era como un taller y a la vez reliquias de otras épocas. Habían cajas de cargadores de todo tipo de móviles, polvo, paredes desconchadas por la humedad y un banco de trabajo con miles de piezas de móviles que no se sabia de donde lo habrían sacado. Pero al final aquí tengo mi móvil funcionando perfectamente pero no se cuanto saldo tengo porque no hubo forma de entendernos en ingles ni lengua de signos.
El trafico es intenso y para cruzar una calle no es tan difícil como imaginábamos tan solo tienes que cruzar, las motos te evitan y no te pitan, eso es curioso porque pitan a todo!!
Otra cosa curiosa es que no hay muchos turistas por la calle pensaba que íbamos a encontrar la ciudad repleta de turistas pero la mayoría es gente local, así que mucho mejor.
Cuando llegamos a la agencia estaba cerrada así que la larga caminata sirvió solo para hacernos un poco con la ciudad.
Desde aquí entonces cogimos un taxi hacia un restaurante que vimos recomendado en varios blogs, parece ser el mas famoso y se llama Quan An Ngon (18 Phan Boi Chau). El restaurante esta entre unas calles muy transitadas pero una vez dentro te olvidas de todo, es una terraza muy grande rodeada de puestos cada uno especializado en un tipo de comida, te sientas en unos bancos de madera compartiendo mesa con otros. Nosotros pedimos 4 variedades: un plato de arroz con ajo (también llevaba mas tipo de verduras), dos variedades de samosas (verdura y marisco) y finalmente un plato muy curioso, era un trozo de carne de cerdo pinchando en una caña de azúcar que venían a tu mesa y te la cortaban en trozos, con estos, tu mismo preparabas un rollito de pan de arroz con diferentes verduras y un cuadrado de vermicelli después lo mojabas en una salsa y a comer. Todo riquísimo y por el módico precio de 9€!!! Pensaba que se habían equivocado.
Después de comer nos dirigimos en taxi a la calle Ta Hien, recomendada por nuestro hotel. Los taxis son baratos si los comparamos con Europa, un trayecto de 10 – 15 minutos no es mas caro que 1€. Esta calle esta replete de lugares donde comer en la calle. Yo antes de llegar al país tenia muchas ganas de comer en un sitio de estos peros después de verlos prefiero seguir comiendo en Quan An Ngon. Muy de vez en cuando puedes dar con alguna con mucha delicadeza como la que vimos de juegos de te.
Después de todo este paseo regresamos al hotel y estuvimos merodeando por el lobby para ver algunas fotos que habían colgado en Facebook nuestros amigos y ver si podíamos hablar con nuestros padres.
Día 3
El jetlag nos ha pasado factura. Nos acostamos a las 21.00 y a las 00.00 estábamos despiertos. Nos levantamos a las 6.00 ya que a las 8.00 nos esperaban para llevarnos a la bahía de Halong. Desayunamos en el Sheraton, un buffet muy completo; había desde el clásico desayuno continental hasta arroz, vermicelli y pollo al curry. Un surtido muy bueno de frutas, yogures caseros y zumos.
A las 8.00 llegó el conductor en un todoterreno, ¡menos mal!, ya que parte de la carretera no se encuentra en muy buen estado. Este señor no hablaba ni una palabra en inglés, intentamos que nos dijera cuantas horas eran de camino pero no hubo forma. El trayecto resultó ser poco más de 3,5 horas y no tiene ningún desperdicio. Se pasa por muchos pueblos en los que te das cuenta de varias cosas: las mujeres trabajan por lo general más que los hombres, ya bien sea transportando mercancías en bicicletas, motos o trabajando en la construcción; los hombres se pasan todo el día sentados en cuclillas a la puerta de casa tomando té, hablando con otros y jugando a un juego que tengo que descubrir mas adelante de qué trata (una especie de estrella china).
A mitad del camino hacia Halong, el conductor nos paró en un lugar que parecía ser una tienda más de souvenirs rodeada de las típicas estatuas “horteras de jardín”, diciendo: “twenty minutes here”. Nos hicimos la idea que iba a ser el típico lugar de guiris en el que comprar algún recuerdo del país, nada más lejos del a realidad. Una vez entramos en la tienda, vimos a niños y jóvenes discapacitados bordando tapices de seda. Los tapices se amontaban en unas mesas ordenados por tamaños; los había de todos los colores y la mayoría de ellos representaban escenas cotidianas de la vida vietnamita. El bordado estaba realizado con mucho mimo y el resultado era precioso, así que nos hemos llevado algunos recuerdos para la familia, ¡¡muy bonitos!!
Tras esta parada, llegamos a Halong y esperamos a los demás pasajeros del barco. En total hay 4 camarotes pero solo embarcamos a esta hora 6 pasajeros, unos brasileños, unos ingleses y nosotros. Normalmente los barcos suelen tener 10 camarotes o más, pero optamos por la opción más tranquila y relajante y acertamos. El barco esta muy bien decorado y tiene bastantes detalles, se compone de un baño grande con plato ducha y Jacuzzi, un dormitorio rodeado de ventanas con vistas a la bahía con una cama king, un sofá y una terraza privada con dos tumbonas.
Soltamos todo en el camarote y bajamos a almorzar al restaurante mientras el barco ponía rumbo a nuestro primer destino: un poblado flotante – pesquero llamado Cua Van, el mas grande la bahía pero menos visitado por los turistas. De hecho, nosotros fuimos los únicos cuando llegamos. Dejamos el barco grande para montarnos en una barca a motor mas pequeña y esta a su vez nos dejó en un embarcadero, de donde nos recogió una vitnamita del poblado en una una barca de bambú a remos. El paseo fue increíble, pasamos muy cerca de las casas, que eran pequeñas pero de variopintos colores. Según nos comentó el guía hay varios poblados, y los habitantes de uno no se pueden intercambiar con los de otros sin pedir permiso a las autoridades. Su única fuente de ingresos es la pesca, pero desde que lo venden fuera del poblado ganan alrededor de 600USD, que para aquí es un salario que no está nada mal teniendo en cuenta que cada familia vive en una casa de unos 30 metros cuadrados flotando en mitad de una bahía…. Cuando tienen necesidades médicas, no tienen otro remedio que coger un barco y dirigirse a tierra firme, que está a una hora de distancia; La vida parecen hacerla sentados a la puerta de sus casas, charlando con vecinos.
A la vuelta del paseo nos invitaron a un cocktail en la cubierta superior del barco y aprovechamos para hablar con los otros turistas. Después, descansamos en el camarote y nos preparamos para cenar. El barco se resguarda para pasar la noche en un recoveco entre varias montañas.
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